El fondo de emergencia. Nuestra protección financiera

Nuestras casas tienen llaves, los colchones fundas, los móviles y otros dispositivos electrónicos protectores, nuestros datos contraseñas, nuestras relaciones sexuales preservativos. Existen seguros de todos los colores y para prácticamente cualquier cosa. Nos parece tan normal que lo obviamos hasta cuando esa protección falla. Todas estas medidas cumplen una función muy específica y necesaria: proporcionar seguridad que nos deja dormir tranquilos por las noches. No obstante, cuando se trata del dinero, salimos sin ningún escudo que nos proteja y, en más de una ocasión, regresamos dañados económicamente. 

Fondo de emergencia

1. ¿Qué es el fondo de emergencia? 

El fondo de emergencia es esa red que construimos y que nos permite dormir tranquilos por la noche. Es decir, es una cantidad de capital reservada adecuadamente que nos protege ante eventualidades no previstas e imprescindibles, evitando nuestra ruina económica y personal. Dicho de otra manera, si nunca hubiera situaciones económicas adversas, ese dinero se quedaría en el fondo para siempre sin ser tocado. Para siempre.

Es muy importante ser estrictos porque se corre el riesgo de utilizarlo erróneamente y los imprevistos tienen el defecto que nunca avisan cuando vienen y siempre llegan en el peor momento. Nunca es el momento oportuno para su visita. Por eso, sólo –y sólo es sólo- se podrá retirar dinero del fondo cuando ocurra una circunstancia imprevista e imprescindible.

Por Internet y en alguna literatura financiera poco rigurosa, se trata este asunto con frivolidad y se relativiza su vital importancia. Por ese motivo, voy a poner muchos ejemplos clarificadores: 

Situaciones en las que NO habría que utilizar el fondo de emergencia

Regalos y artículos de lujo

La compra de un vehículo: Ni es un imprevisto ni es imprescindible.

La compra de un ordenador, un equipo de música… 

Las vacaciones: Aunque parece evidente, es donde suelen acabar parte de los ahorros de mucha gente. Las vacaciones no son un imprevisto y deben ser planificadas con antelación. 

La renovación de los electrodomésticos del hogar: Por mucho que repitan algunos artículos, el fondo de emergencia no es para comprarse una lavadora nueva. Se puede planificar su compra o renovación. Otra cosa sería una rotura repentina y eso es discutible también. 

La mejora o renovación de las instalaciones del hogar (calefacción, ventanas, suelos, cuartos de baño, habitación del bebé…).

El pago de impuestos: Como si fueran una sorpresa…  

Señal para la compra de un bien inmueble o amortización de la hipoteca: No sería muy buena idea porque te deja al descubierto sin necesidad alguna. 

Los gastos notariales e impositivos asociados a la compra de un inmueble: Previsibles antes de firmar el correspondiente contrato. 

La compra de material escolar o tasas en caso de instituciones privadas: Aunque es imprescindible, a principio de año ya se sabe que en Agosto/Septiembre empieza un nuevo curso escolar. 

El ahorro para los estudios futuros de nuestros hijos: Necesario, saludable, pero planificable. 

La remesa que se le envía a familiares que viven en tu país de origen: Uno ya sabe en qué situación atraviesa su país o familia y lo puede tener en cuenta a la hora de realizar su presupuesto personal anual. 

Un implante dental: Cuando te falta una pieza bucal, no es de un día para otro. Y así fuera, no es algo urgente y puede ser tratado en el tiempo si la situación económica no lo permitiese. 

La fianza para un apartamento: Cuando uno se muda, conlleva casi intrínsecamente una planificación previa, aunque puede que haya algunos casos que no sean así. 

La salud mental (terapia psicológica): En un caso ideal, no debería ser un imprevisto. Lo más saludable sería que uno se dé cuenta de que tiene problemas antes de que se convierta en algo urgente. En realidad, no hace falta tener problemas psicológicos para hacer terapia con el objetivo de crecer como persona y/o conocerse a uno mismo.  

Tramitación del divorcio o casamiento: Afortunadamente, por ley, ni uno ni el otro son repentinos. No estamos en Las Vegas. 

 Situaciones en las que habría que utilizar el fondo de emergencia

Obligaciones judiciales y multas de elevada cuantía. 

Defensa judicial: Los procesos judiciales suelen ser largos y costosos. Puede que en las primeras fases del mismo se necesite echar mano del fondo.


Fianza para evitar la prisión. 


Daños a terceros que no cubra el seguro o en ausencia de él. 


Pérdida del empleo: Aunque te corresponde una prestación de desempleo, puede que dure más de lo deseado encontrar un nuevo trabajo.  


Daños estructurales (fachada, tejado, instalación eléctrica, tuberías…) en vivienda de propiedad: Es obligatorio por seguridad. 


Desalojo de vivienda por catástrofe natural: Por ejemplo, la pernoctación en hoteles en el caso del volcán de La Palma o las inundaciones en Alemania. 


Pruebas clínicas necesarias no incluidas en el seguro médico. 


Coronas dentales no incluidas en el seguro médico / dental: A diferencia de los implantes, puede que una corona sea una medida de urgencia para salvar la pieza. 


Hospitalizaciones y tratamientos médicos durante las vacaciones en el extranjero. 


Viajes inesperados para visitas de familiares fallecidos o en situación grave. Si tienes que viajar a Ecuador de urgencia, tienes que viajar. Cueste lo que cueste.  


Rotura de una herramienta esencial de trabajo: Y aquí sí que podría incluir la reparación del vehículo siendo transportista o repartidor o si no existe ninguna otra alternativa posible (transporte público, car sharing…) para llegar al puesto de trabajo. Incluso, podría ser un ordenador en el caso de autónomos y fuera absolutamente necesario para el desempeño de sus funciones laborales. 


Rotura repentina de un electrodoméstico fundamental (nevera o lavadora): Sin lavadora se puede vivir (yo lo he hecho durante varios años), sin nevera lo veo más complicado. Fíjate la diferencia entre el deseo de renovar tus electrodomésticos viejos a una rotura espontánea de los mismos. 


 Situación de emergencia económica de un familiar

En definitiva, cualquier imprevisto que te lleva a una situación límite y desastrosa, ya sea en el ámbito emocional (familia), de salud (tratamiento contra enfermedades), laboral, judicial o habitacional y que, por norma general, suelen ser muy costosos poniendo en peligro también tu salud financiera. 

2. ¿Cuánto debe haber en el fondo de emergencia?

No hay una respuesta única para esta pregunta. Depende de la situación personal de cada uno y del nivel de seguridad o riesgo que uno quiera alcanzar e incluso en el país en el que viva. Lógicamente, no es lo mismo una persona con cargas familiares que un soltero o un inversor que posea diez bienes raíces en alquiler (con sus correspondientes responsabilidades) o una persona que viva en los Estados Unidos donde la cobertura médica es menor que en Europa. A medida que el patrimonio crece, es probable que el fondo de emergencia sea, en valores relativos, también más grande. La razón es sencilla: hay más que proteger.

Por normal general, para tener unas finanzas saludables, el fondo de emergencia debe oscilar entre 3-6 meses de gastos mensuales. Es decir, que si una unidad familiar gasta mensualmente unos 2000 euros de media, tendría que tener una reserva de entre 6000-12.000 euros. Menos de tres meses, yo lo considero personalmente muy exiguo para paliar los imprevistos y más de seis puede limitar considerablemente tus opciones de invertir o de realización de sueños, especialmente para patrimonios menores de 50.000 euros. Inmovilizar por ejemplo 24.000 euros (lo correspondiente a un año de gastos), es decir, casi un 50% del patrimonio total, se me antoja un poco conservador. No hay que olvidar que el fondo de emergencia también pierde valor adquisitivo debido a la inflación. 

Cada uno tiene que buscar su equilibrio adecuado que le permita dormir tranquilo. 

3. ¿Dónde se debe guardar el fondo de emergencia? 

Aquí también quiero hacer una advertencia. No, no se debe guardar en casa debajo del colchón. Como la función del fondo de emergencia es proporcionarnos seguridad debe estar en un lugar seguro. Y nuestra casa no es el sitio más seguro para esta misión. No todo el mundo dispone de una caja fuerte. Te enumero algunos motivos: 

  • Robo
  • Deterioro debido a las condiciones climáticas (humedad, temperatura…) o factores externos como el agua o el fuego. 
  • Olvido de la ubicación exacta. Tratando de minimizar el riesgo de robo, se esconde en un lugar muy complicado que puede ser no recordado cuando realmente haga falta. 
  • Pérdida o traspapeleo en una mudanza o movimiento de enseres.
  • Problemas con el fisco. Persiguiendo la fuga y el blanqueo de capitales, cada vez los gobiernos presionan más al dinero en metálico. El dinero acumulado en casa, especialmente si es una cantidad elevada, puede ser asumido como ilícito u opaco, aunque haya sido generado por cauces legales.  
  • Rentabilidad cero. Aunque el fondo de emergencia no busca ser rentable. 

Aunque nos pese, lo mejor es guardarlo en el banco en una cuenta independiente de la cuenta de consumo diario, preferentemente en una cuenta de ahorro. 

¿Por qué en una cuenta independiente y preferentemente en una de ahorro?

Para evitar la tentación de ser consumido en un propósito no deseado. Las cuentas de ahorro, al menos en Alemania, sólo permiten entradas y salidas desde y hacia la cuenta de referencia por lo que se asegura que el movimiento de salida ocurre de manera consciente. Una transferencia online a tu cuenta de referencia y el dinero está disponible en 5 minutos. 

¿En cualquier banco?

No. Si vives en la zona euro, en tu país de residencia o en un banco con una máxima solvencia AAA o A+++ como Alemania, Austria u Holanda, reduciendo el riesgo de país.

No sería conveniente situarlo en los países bálticos (con una solvencia inferior) en cuentas a plazo fijo (a 1, 3 o 5 años) por intentar ganar un interés más alto ya que el fondo de emergencia debe proporcionar una liquidez inmediata. Cuando uno tiene esa situación límite, necesita el dinero en su poder en menos de 24 horas.  

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¿Es más seguro el banco que mi propia casa?

Rotundamente sí. 

¿Qué pasa si quiebra mi banco?

En principio, un dolor de cabeza. Nada más. Los ahorros depositados en un banco de la zona euro están protegidos hasta los 100.000 euros por persona y entidad bancaria por la Garantía de Depósitos de cada país.

Si uno tuviera más ahorros en efectivo, debería distribuirlos entre diferentes bancos. En caso de quiebra, es el BCE quién responde por ellos y el depositario mantiene sus ahorros en otra entidad bancaria. 

¿Y qué pasa si el Banco Central Europeo no puede responder?

Si el BCE no pudiera cubrir, tendríamos problemas mayores que el dinero. Estaríamos en guerra. 

 4. ¿Por qué el fondo de emergencia es la base del crecimiento? 

El fondo de emergencia junto con la ausencia de deudas son los cimientos que sustentan la casa que queremos construir. Nunca ha sido una buena idea empezar por el tejado. Sin ellos, nuestra salud financiera es débil, es frágil. 

Ejemplo 1: Familia media endeudada con dos hijos pequeños

Con sus salarios humildes llegan a final de mes muy justitos después de pagar sus deudas adquiridas en el pasado: la compra de un televisor, la lavadora y el coche a crédito. A esta familia, cualquier imprevisto les supone un problema enorme que no pueden resolver sin refinanciación. Y otra vez al fondo del pozo.

Desde un punto psicológico, cuando se produce el imprevisto, se pueden plantear dos preguntas: “¿Por qué a mí? No me lo merezco” y “¿por qué justo ahora?”. Seguramente no puedan encontrar respuestas y sientan frustración e impotencia. El imprevisto les origina otros problemas adicionales a parte de los económicos

Los imprevistos y los malos momentos nos pasan a todos. Ninguno de nosotros lo merecemos. La cuestión es cómo reaccionamos ante ellos y de las herramientas de las que disponemos para afrontarlos. Si el imprevisto surgido (por ejemplo, rotura de la rodilla en el extranjero y visita al hospital de turno) lo puedo solucionar con mi fondo de emergencia, tendré menos patrimonio, pero duermo mejor. Sí, mi rodilla seguirá rota o en tratamiento, pero imagina cómo de jodido estaría si no hubiera podido pagar la factura correspondiente. 

Por supuesto, no era el mejor momento. Nunca hay un buen momento para un imprevisto. Construyendo el fondo de emergencia te estás preparando contra él, es como si de alguna manera fuera un imprevisto previsto. Sabes que llegará, lo que no sabes es cuándo. 

Ejemplo 2: Joven inversor con un buen salario, pero sin fondo de emergencia

El joven invierte todos sus ahorros, violando dos reglas básicas de inversión: “No inviertas el dinero que te haga falta”. “No inviertas todo tu dinero”.

Cuando le viene el imprevisto, puede que no pueda recuperar el dinero invertido de manera inmediata (falta de liquidez) o que se vea obligado a vender su paquete de acciones bursátiles en pérdidas. Incluso si tuviera la suerte de vender en positivo (después de impuestos), incurriría en un pago de costes de oportunidad, ya que el dinero dejaría de estar invertido y, para volverse a subir al tren, se tendría que comprar un billete más caro. Además, de perder el efecto potenciador del interés compuesto.

Y lo más probable es que no aprenda de sus errores y convierta sus inversiones en una ruleta de casino de compra-venta donde la banca siempre gana.      

Tanto la familia endeudada en espiral como el inversor sin colchón son igual de frágiles. Estadísticamente lo más probable es que pierdan. Yo no quiero que tú pierdas. 

Lee, infórmate, compara, decide y actúa. 

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3 comentarios en “El fondo de emergencia. Nuestra protección financiera”

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